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Inmaterial 09
Editorial. Editorial. Entrelazamientos e hibridaciones entre el
posthumanismo y el diseño
Desde la otredad de Braidoi en relación con “los otros sexualizados (las mu-
jeres), los otros racializados (los nativos) y los otros naturalizados (los otros
animales, el medioambiente o la Tierra)”, Sánchez cuestiona si hay que exigir
la igualdad, algo que parecería un posicionamiento deseable para la mayoría
de la sociedad, siguiendo también los postulados que en ese sentido presenta
la lósofa. El autor se pregunta qué signica esa exigencia en un escenario
humanista, donde se jerarquizan las diferencias para convertirlas en excluyen-
tes. Además, en la actualidad hay una variedad de otredades que evidencian
la crisis del modelo antropocentrista. Así, es posible hablar de lo no humano
o de lo otro articial reriéndonos a las identidades tecnológicas creadas por
los humanos, basadas en el machine learning y que llevan a cabo elecciones y
decisiones que afectan a todos los individuos. O del cíborg (Haraway, 1995)
como un sujeto híbrido, mezcla de carne y máquina, que provoca una intensa
reexión acerca del cuerpo. El concepto de otredad, pues, nos lleva a entrever
la caducidad antropocéntrica y el valor del individualismo también cadu-
co para avanzar y pensar, o, como dice Sánchez siguiendo a Braidoi, para
especular sobre el sujeto desde una perspectiva relacional, nunca unitario,
sino denido a través de procesos de transición y cruces de fronteras, porque
el individualismo genera la emergencia del egocentrismo y del egoísmo, que
pueden convertirse en dominación.
Vinculado con lo anterior, Sánchez alude a la constatación de que la ciudada-
nía admite sin reservas no sentirse representada dentro de los parámetros de
una democracia liberal, lo cual descubre una crisis de legitimidad política ya
grave por sí misma y que, a su vez, evidencia la existencia de una serie de fe-
nómenos como la crisis climática, las crisis económicas, las crisis migratorias,
los conictos bélicos, etc., que el modelo actual no aborda ecientemente. El
autor arma que los artefactos y dispositivos ético-políticos fundamentales
para crear una sociedad justa deben basarse en la “capacidad de creación de
una subjetividad relacional ecodependiente e interdependiente, consciente
y localizada”. Y añade: “Estos dispositivos deberán ser públicos, accesibles
y abiertos si queremos evitar que el capitalismo y sus prácticas marquen la
agenda de actores tan importantes como la tecnología o la ciencia”.
De esta manera, en cuanto a las formas de gobernanza, según continúa
diciendo Sánchez, “las únicas que pueden garantizar al posthumanismo
una subjetividad relacional ecodependiente, interdependiente, consciente y
localizada son aquellas que buscan la creación de espacios no jerarquizados y
con ausencia de coerción y, por lo tanto, también de concentración de poder”.
Deben ser espacios de libre asociación y autoorganización, asegura el autor,
porque los movimientos que emergen de esas realidades, huyendo de las
rígidas construcciones institucionales, buscan lo colectivo como un espacio de