Ecologías urbanas temporales:
del diseño inteligente al diseño
especulativo
Martín Tironi
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Inmaterial 01. Martín Tironi
Introducción
El crecimiento exponencial de las zonas urbanas y las externalidades nega-
tivas asociadas (contaminación, calentamiento global, congestión, insegu-
ridad, anonimato, segregación, etcétera), sumado al aumento de las de-
mandas por parte de la población, ha puesto a la ciudad en el centro de los
debates contemporáneos. En este contexto, la noción corporativa de Smart
City emerge como un discurso particularmente seductor, como un nuevo
paradigma de planificación y gestión de las ciudades, basado en la incor-
poración de nuevas tecnologías digitales. La Ciudad Inteligente asume,
en estas condiciones, un rol salvífico y emancipador frente a las calamida-
des y las atrocidades engendradas por las megaciudades contemporáneas
(Söderström et al., 2014). Gracias a la intervención de tecnologías ubicuas,
las ciudades serían capaces de producir datos y capas informativas que
permitirán coordinar las actividades de manera más inteligente y eficiente.
La smartización de la metrópolis puede comprenderse como un catalizador
de una serie de iniciativas, discursos y prácticas público-privadas vincula-
das a la digitalización, la datificación y la codificación de los espacios urba-
nos (Tironi y Sánchez Criado, 2015). El objetivo primordial que impulsan
los proyectos Smart Cities es generar formas de coordinación, gobernanza
e inteligencia basadas en el uso de datos producidos automáticamente por
diferentes entidades y componentes de la ecología urbana, lo cual abarca
desde proyectos de iluminación, estacionamientos o avenidas inteligentes,
pasando por herramientas de visualización y redes de suministro eléctrico
(smart grids), hasta un amplio abanico de tecnologías de sensorización de
varios parámetros (ruido, calidad del aire, polen, radioactividad, humedad,
temperatura, ritmo cardiaco, etcétera).
Sin desconocer los impactos sociotécnicos de las intervenciones tecno-in-
teligentes amparadas bajo el término Smart City, este artículo analiza otras
posibilidades y formas de abordar la inteligencia urbana, basadas en las
capacidades políticas y especulativas del diseño. La suficiencia tecnológica
sobre la cual descansa el paradigma Smart City, con productos, aplica-
ciones y servicios altamente tecnologizados, no solo aporta soluciones y
definiciones parciales a los problemas que presentan las urbes, sino que a
menudo invisibiliza los problemas como los experimentan y los perciben
los sujetos. Asimismo, la tecnificación de las soluciones Smart muchas
veces puede constituir formas descomprometidas de intervención y parti-
cipación de los públicos (Gabrys, 2014), reproduciendo lógicas asistencia-
listas que impiden la exploración de nuevas condiciones de publitización y
politización de los problemas de la ciudad.
Inmaterial 01. Ecologías urbanas temporales: del diseño inteligente al diseño especulativo
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A continuación se propone abordar un caso realizado en el marco del taller
Urban Hacking de la Escuela de Diseño de la Pontificia Universidad Ca-
tólica de Chile, con el fin de explorar formas alternativas de intervención e
inteligencia. Usamos una definición expresamente amplia del concepto de
hackeo urbano, entendido como una forma de exploración y especulación
de las funcionalidades, las propiedades y las cualidades socio-materiales
que presentan determinados espacios, objetos o situaciones urbanas. A
través de este análisis, se trata de reflexionar sobre las posibilidades del
diseño en la intervención de los problemas urbanos, enfatizando específi-
camente sus capacidades para generar espacios de crítica e involucramien-
to. De este modo y en continuidad con ciertas preocupaciones contem-
poráneas con respecto a cómo participa el diseño en la construcción de
públicos (Laurent y Tironi, 2015; Le Dantec y DiSalvo, 2013; Marres,
2011; Lezaun y Marres, 2011; Rubio y Fogué, 2015), este caso muestra
cómo ciertas materialidades adquieren capacidades políticas, especificando
formas inesperadas de participación. Asimismo, nos permitirá ahondar
en las potencialidades especulativas e indagativas del diseño (DiSalvo,
2012; Michael, 2012), revelando modos de intervención y activación en los
cuales los conflictos y los modos de hacer ciudad son rediseñados, social y
materialmente, a partir de las competencias y los recursos situados con los
que cuentan los propios individuos.
Lo que sigue se organiza en tres momentos. En una primera parte se es-
bozan algunos lineamientos en torno a los cuestionamientos epistemológi-
cos que se han venido planteando al modelo tradicional y rígido del urba-
nismo. En esta línea y adoptando un enfoque STS (Science and Technology
Studies), se abordarán dos dimensiones teóricas referidas a la capacidad
especulativa y política de los prototipos. En la segunda parte se aborda el
caso empírico, que consiste en una intervención titulada «Habitaciones
afuera». El evento, incluido en un taller de Urban Hacking, utiliza las
técnicas de visualización y prototipado para narrar las condiciones de vida
de personas indigentes en el barrio de La Chimba, en Santiago de Chi-
le. Finalmente y a modo de conclusión, se proponen algunas reflexiones
sobre las posibilidades que brinda el diseño cuando se concibe no solo con
carácter resolutivo y centrado en el usuario, sino también desde el punto
de vista de su capacidad para prototipar procesos abiertos de deliberación,
explorando formas políticas que emergen de materialidades temporales.
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Inmaterial 01. Martín Tironi
I. Abrir formas de construir la ciudad
El acelerado proceso de urbanización y las consiguientes externalidades
negativas han destacado la necesidad de desarrollar nuevos modelos terri-
toriales de planificación urbana. Resulta imprescindible buscar estánda-
res e instrumentos científicos que ofrezcan herramientas para la gestión
coordinada y eficiente de los problemas de las ciudades (Batty, 2013). La
narrativa Smart City es, en gran medida, la operacionalización sociotécnica
de este ideal solucionista y tecnócrata, según el cual los problemas de las
urbes contemporáneas se resolverían por medio de sensores y algoritmos
informáticos, capacitados para automatizar la detección de problemas y la
planificación en la toma de decisiones (Deakin y Al Waer, 2012). Asimis-
mo, el imaginario Smart se apoya con firmeza en la filosofía del diseño
centrado en el usuario, con investigadores especializados en el análisis
del comportamiento de los individuos, con el fin de desarrollar productos
utilizables, deseables y comprensibles. No es casual que este modelo de
planificación e intervención de la ciudad se encuentre fuertemente anclado
en el desarrollo de las industrias de las tecnologías informáticas, como Te-
lefónica, AT&T, IBM, CISCO, Huawei y Siemens. De hecho, ellas se han
convertido en los principales consultores y portavoces de las innovaciones
Smart y cada vez son más solicitadas por los gobiernos locales de todo el
mundo, que ven en ellas no solo una manera de mejorar la planificación de
los servicios de la ciudad, sino también una estrategia de marketing urbano.
Sin embargo, a contrapelo de las transformaciones asociadas al régimen
Smart, en las que por lo general el sector privado desarrolla un papel
central, los últimos años se ha venido generando un interesante cuestio-
namiento del carácter rígido de la planificación y se han replanteado las
condiciones para un urbanismo abierto y ciudadano que vuelva tangible
el derecho a la autoproducción y la gestión de infraestructuras (Fuller y
Haque, 2008; Corsín Jiménez, 2014; Corsín Jiménez y Estalella, 2013;
Domínguez y Fogué, 2013; Boano y Talocci, 2014; Tironi y Sánchez Cria-
do, 2015). En otras palabras, los interrogantes que plantea esta literatura
tienen que ver con la fisionomía y la composición de la ciudad, si esta se
concibiera como una infraestructura o una tecnología abierta a la comu-
nidad, es decir, en la cual los ciudadanos se conectan al paisaje urbano no
solo como usuarios o consumidores, sino como actores que participan en
los procesos de diseño, mantenimiento y significación de la ciudad. Surge
así un creciente interés por comprender actividades de intervención y
apropiación de conocimientos urbanos por parte del público profano y se
generan formas abiertas de inteligencia y de liberación de los saberes de la
ciudad, que desafían la separación convencional entre lo experto y lo pro-
Inmaterial 01. Ecologías urbanas temporales: del diseño inteligente al diseño especulativo
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fano, el consumidor y el productor, lo privado y el procomún, lo político
y lo subpolítico1. Aunque existen diversos términos para referirse a estas
1 Las iniciativas de recuperación
de áreas verdes, los talleres de
prácticas emergentes —urbanismo de código abierto, do it yourself urba-
reparación de objetos en mal
nism, smart citizens, urbanismo participativo, urbanismo táctico, urbanism
estado, los huertos urbanos,
las casas okupas, los colectivos
P2P, prototype urbanism, etcétera—, el denominador común es que se trata
de defensa del patrimonio y el
de experiencias en las cuales los ciudadanos intervienen, social y material-
medio ambiente, los defensores
del derecho a caminar, entre
mente, en la configuración de su propio entorno.
otros, serían ejemplos de pro-
cesos autónomos de urbanismo
ciudadano.
Algunos autores (Douglas, 2014; Finn, 2014), en un esfuerzo por integrar
las características de este urbanismo abierto, sugieren conceptualizarlo
bajo el movimiento do-it-yourself (DIY ). Asociándolo con el situacionismo
de Guy Debord y las críticas que esta escena realiza al urbanismo funcio-
nal y rígido, estos autores argumentan que en estas manifestaciones hay un
ímpetu que combina lo lúdico con lo subversivo, donde la imaginación y
las acciones creativas son constitutivas de la manera de concebir el rol de
la ciudadanía en el desarrollo de la ciudad. Es más, Douglas (2014) trata
de contextualizar este fenómeno y plantea que el DIY urbanism se puede
comprender como una reacción y al mismo tiempo un producto de las
lógicas de neoliberalización del espacio urbano, asociadas a procesos de
reducción de la inversión estatal, mercantilización, gentrificación e intensi-
ficación de las desigualdades urbanas (Douglas, 2014: 10).
Finn (2014) sugiere que una de las características principales del urba-
nismo DIY consiste en ser colectivos que no poseen barreras de entradas
específicas ni destinatarios determinados, sino que, más bien, se van cons-
truyendo en base a los problemas y las operaciones temporales que llevan a
cabo los actores y que, por lo general, no están dentro de las prioridades de
las estructuras formales de poder. En este sentido, sostiene que constituyen
una metodología ligera y poco costosa de hacer ciudad, que se contrapone
a la planificación burocrática y poco flexible y se despliega como solucio-
nes lúdicas (no necesariamente funcionales), temporales (no necesaria-
mente definitivas) y creativas.
Aun cuando el autor reconoce la creatividad del movimiento DIY y su
importancia para fomentar un tejido urbano participativo, advierte que el
aura cool e innovadora de estos proyectos no siempre asegura los cam-
bios urbanos. Además, muchas de estas acciones pueden estar asociadas
a procesos de gentrificación y reproducir desigualdades preexistentes en
la ciudad (Finn, 2014: 12). Critica, asimismo, que por lo general se trata
de intervenciones privadas y a pequeña escala, llevadas a cabo por perso-
nas de alto capital social, lo que puede perpetuar dinámicas inequitativas.
Plantea, finalmente, que compete a los planificadores orientar este tipo de
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Inmaterial 01. Martín Tironi
proyectos ciudadanos para que se integren armónicamente en la ciudad y
para que estas iniciativas no se desenvuelvan de forma desregulada y sin
responsabilidad de los organismos públicos.
El trabajo de los prototipos: posibilidades especulativas
y políticas del diseño
En el siguiente apartado quisiéramos ampliar el análisis de estas acciones
y prácticas urbanas y ofrecer algunas conceptualizaciones sobre las po-
tencialidades políticas y especulativas de los prototipos y el diseño en una
concepción amplia.
Los prototipos desempeñan diversas funciones en los procesos proyec-
tuales de creación. Ya sea en forma de boceto, visualización, maqueta o
borrador, el prototipo corresponde a un estado provisorio, no cerrado ni
determinado en sus fines y usos, de la evolución y actualización de un pro-
yecto determinado (Bublex y During, 2014), pero, si bien en la actualidad
los prototipos han ido ganando especial interés en el mundo de la inno-
vación y el emprendimiento y son uno de los instrumentos primordiales
para el desarrollo de las estrategias del urbanismo DIY (Finn, 2014) -ya
que permiten operacionalizar modos de validación de proyectos basadas
en la iteración con el entorno-, hasta la fecha las conceptualizaciones con
respecto a las operaciones políticas que despliegan los prototipos han sido
una cuestión poco explorada. Estos últimos años, sin embargo, algunos
trabajos de sensibilidad STS (Science and Technology Studies) han venido
a subsanarlo y cabe destacar algunos aspectos que vienen a enriquecer
ampliamente el debate sobre el urbanismo participativo.
En primer lugar, en su articulo sobre el Museo de Zoología de la ciu-
dad de Berkeley, Star y Griesemer (1989) conceptualizan, sin mencionar
directamente el término «prototipo», ciertos objetos e instituciones como
«objeto frontera», es decir, objetos que ofrecen la capacidad de coordinar y
crear contactos, saberes y públicos. El carácter fronterizo de estos objetos
y su capacidad para reclutar e incitar a la deliberación provienen de su es-
tatus indeterminado e inconcluso, de su capacidad ambigua para circular y
significar cosas concretas y a la vez abstractas, específicas y generales (Star
y Griesemer, 1989: 408). Estas características del «objeto frontera» resue-
nan en el trabajo que despliegan los prototipos, en cuanto logran hacer
visibles redes híbridas conformadas de significados e intereses de actores
heterogéneos (Tironi, Hermansen y Neira, 2015) o, como plantean Such-
man et al., 2002, el prototipo permite la alineación más o menos duradera
de los diversos intereses inscritos en el dispositivo (p. 168).
Inmaterial 01. Ecologías urbanas temporales: del diseño inteligente al diseño especulativo
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Por su parte, Alberto Corsín Jiménez (2013) sitúa la práctica del prototipo
más allá de una concepción de herramienta para probar productos y des-
taca una vocación política y urbana asociada a su carácter experimental y
recursivo. Sostiene que lo urbano habitado como prototipo es «un lenguaje
de referencia para una nueva conciencia tecnopolítica de los oficios, las
habilidades y la autoorganización comunal. Las cualidades experimen-
tales y abiertas de los prototipos se han convertido en un nuevo sustrato
para las recientes experiencias y procesos de democratización cultural
(Corsín Jiménez, 2013: 382). En esta misma línea, otro texto abocado a
la misma problemática (Corsín Jiménez, 2014) argumenta que la noción
de prototipo permite concebir la ciudad y las infraestructuras como una
ecología en beta, esto es, objetos y relaciones sociales que permanecen en
mutua suspensión, redefiniendo constantemente su propio estado y su ser
infraestructural. Según esta conceptualización, las cualidades del prototi-
pado y, por extensión, de las ecologías urbanas en beta se entienden como
«more than many and less than one» (p. 383), porque nunca se estabilizan
y cristalizan por completo (menos de uno) y al mismo tiempo siempre
ofrecen nuevas posibilidades de rediseño (más que muchos). Este modo
de ser y hacer de los prototipos permite pensar la ciudad de forma abierta
y eventual, efímera y contingente, siempre permeable a nuevos arreglos y a
reestructuraciones sociotécnicas.
Desde una perspectiva inspirada en el campo de la sociología de las ex-
pectativas, Wilkie (2014) enfatiza el carácter mediador y principalmente
performativo del prototipo, que no solo produce conocimientos y artefac-
tos, sino también usuarios, futuros y realidades. Wilkie argumenta que el
proceder relacional y experimental del prototipo tiene la capacidad de co-
sificar y hacer aparecer múltiples devenires, logrando, a partir de prácticas
presentes, representar (enact) y manufacturar futuros plausibles en los que
se entrelazan múltiples actores e intereses. Por otra parte, Michael (2012),
adoptando metodologías de diseño especulativo (Dunne y Raby, 2013) e
inspirándose en el trabajo de Stengers (2012), analiza eventos provocados
por prototipos. El autor muestra que estos dispositivos de prueba no solo
introducen formas de indagación abiertas a múltiples formas de raciona-
lidad, sino que también producen una idiotez productiva, ensanchando el
rango de lo posible.
Finalmente, en una investigación de diseño de prototipos funcionales
para animales de zoológico llevada a cabo en Chile (Tironi, Hermansen y
Neira, 2015), se muestra que la fragilidad y la maleabilidad del prototipo
(teniendo en cuenta que su vocación primera es generar conocimiento a
partir del fracaso) lo transforma en un dispositivo no solo de validación,
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Inmaterial 01. Martín Tironi
sino más ampliamente de diplomacia cosmopolítica2. En este estudio
2 El concepto de cosmopolítica
se puede entender como una
se muestra que el prototipo despliega una «ecología de la atención y el
crítica a la matriz antropocén-
cuidado» con respecto a las formas de existencia que interactúan con él
trica de la idea tradicional de
política (gobierno de intereses
(animales, diseñadores, guardafaunas, clima, etcétera) y facilita procesos de
entre seres humanos), para ser
rediseño y deliberación, de clarificación y asociación, de humildad y diplo-
redefinida a partir de la articu-
lación de ontologías múltiples.
macia. En este sentido, se plantea que los prototipos agencian la compo-
Ahora bien, este concepto
sición progresiva y delicada de las ontologías humanas o no humanas que
presenta matices diferentes se-
gún los autores. Desde Stengers
intervienen en él: en lugar de adosar propiedades invariables a las entida-
(2010), se hace hincapié en la
des que interactúan con él, las reespecifica y reproblematiza, abriéndose a
exploración de la incertidum-
bre ontológica (con su figura
la incertidumbre sobre las características de las agencias y las ontologías
del idiota), mientras que, en
que están en juego.
el caso de Latour (2010), se
hace hincapié en el trabajo de
recomposición simétrica entre
Diseño especulativo y cosmopolítica
las diferentes mediaciones,
humanas y no humanas, que
componen el mundo.
Estas operaciones que inauguran los prototipos se vinculan a una di-
mensión especulativa y política del diseño. Como han trabajado algunos
autores (Dunne y Raby, 2013; DiSalvo, 2012), el diseño no solo se debe
comprender con una lógica solucionática, predominante en el mundo de la
ergonomía, productos y servicios de una sociedad de mercado, sino tam-
bién como un medio para interrogar y cuestionar el estado de las cosas y
para dinamizar procesos de debate y deliberación (DiSalvo, 2012; Dunne
y Raby, 2013). Estos autores enfatizan la dimensión especulativa, agonís-
tica o adversarial —no solo utilitaria— del diseño, con lo cual, en lugar
de buscar la generación de objetos enteramente transparentes, racionales,
familiares y disponibles al uso, la idea consiste en concebir el diseño como
un lugar de reflexión y confrontación prospectiva, por medio de objetos,
materialidades y experiencias -a veces ficticias- que desafían el consenso
o los acuerdos preconcebidos. En otras palabras, en lugar de abocarse a la
búsqueda de soluciones adelantadas o cerradas, se plantea el diseño como
un lugar para hacer proliferar desacuerdos y diferencias legítimas, dando
cabida a la exploración atenta de las entidades en juego (Michael, 2012).
Desde este punto de vista, el foco no está puesto en producir usuarios compa-
tibles, sino comportamientos y controversias que generen nuevos escenarios,
buscando sensibilizar, provocar y ahondar en el sentido de las cosas (DiSalvo,
2012). Por consiguiente, se puede entender el diseño especulativo como un
medio para producir lenguajes y mundos posibles, para especular, política y
materialmente, sobre los modos en los que habitamos e interactuamos con el
mundo. La propuesta de DiSalvo sobre adversarial design consiste en utilizar
el diseño como un medio para crear espacios agonísticos que contribuyan a
profundizar la democracia, esto es, lugares de confrontación de la pluralidad
de puntos de vista y no solo de gestión de estos (DiSalvo, 2012).
Inmaterial 01. Ecologías urbanas temporales: del diseño inteligente al diseño especulativo
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Vinculado a estas posibilidades especulativas del diseño, el trabajo de
Domínguez Rubio y Fogué (2015) es particularmente relevante para el
argumento de este artículo. Los autores distinguen dos propiedades entre-
lazadas del proceso de diseño que habitualmente se descuidan por la pre-
ponderancia de los enfoques funcionalistas (problem solving). La primera
tiene que ver con la capacidad de enfolding: el diseño tiene la habilidad de
articular diferentes relaciones y asociaciones que convergen en un objeto
determinado. El diseño sintetiza y encripta determinados ideales y regíme-
nes de acción y opera como un diagramador de proyectos político-morales
sobre los espacios o los comportamientos (Rubio y Fogué, 2015: 145)3 .
3 Uno de los ejemplos usados
por los autores para ilustrar
esta capacidad de enfolding es
La segunda capacidad es la de unfolding. Los autores se encargan de
la de los topes reductores de
velocidad en las calles, utilizado
enfatizar que no se trata de lo contrario de enfolding, es decir, de revelar
por Bruno Latour en uno
lo que había sido encapsulado o encriptado. Por el contrario, si la capaci-
de sus libros para explicar su
concepto de mediación y caja
dad de enfolding del diseño consiste en delegar versiones de lo político en
negra (1999). Estos dispositivos
diferentes entidades materiales, el trabajo de unfolding consiste en ampliar
muestran la capacidad de enfol-
ding, al materializar un proyecto
lo que se entiende por político, es decir, que aquí el diseño activa procesos
específico de moralidad y civili-
generativos e investigativos y permite el despliegue de nuevas posibili-
dad en el espacio público.
dades, escenarios y exploraciones para constituir un cosmos cohabitado
(Rubio y Fogué, 2015: 148). El diseño no se remite solamente a la resolu-
ción de problemas, sino que también provoca especulaciones sobre posi-
bles devenires de lo político y levanta interrogantes e indagaciones sobre
las entidades, materialidades y agencias que podrían llegar a componer la
cosmopolítica, no entendiéndose este término como la posibilidad de un
mundo unificado, sino, por el contrario, la de un mundo abierto a múlti-
ples mundos posibles.
Esta agencia cosmopolítica del diseño puede tomar tres formas, según los
autores. En primer lugar, ensanchando y engrosando lo que se toma o se
vive como componentes políticos. Esto podría adoptar la forma, por ejem-
plo, de la object-oriented politics de Latour (2005), según la cual los objetos
pueden ser tramitadores y enactadores de lo político. Luego, los autores
distinguen una operación cosmopolítica en la posibilidad que brinda el
diseño de especular sobre otras formas posibles de ejecutar lo político. Para
ejemplificar esta capacidad, toman la intervención de urbanismo táctico
del colectivo Zuloark en El Campo de la Cebada, en Madrid. El devenir
político de la intervención no reside en el hecho de trasformar un espacio
abandonado en un lugar de encuentro, sino más bien en configurar
—a partir de un set de materiales flexibles, transitorios y móviles— un
lugar con una identidad maleable e indeterminada que permita reinventar
las formas de participación, habitabilidad e involucramiento emocional
con la ciudad. La tercera forma que adopta la vocación cosmopolítica del
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Inmaterial 01. Martín Tironi
diseño tiene que ver con la manera en la cual, a partir de la materialidad, se
puede reinterrogar lo político, generando debates y controversias que plan-
teen y visibilicen problemas de carácter político. En línea con los proyectos
de diseño especulativo que aborda Michael (2012), Domínguez Rubio y
Fogué toman el caso de un prototipo de vivienda futurista (JF-KIT House),
cuyo interés no consiste en resolver el problema de la sostenibilidad ni en
definir nuevos protocolos ecológicos, sino en abrir el debate desplegando
contextos posibles, preguntas que escenifiquen y releven a los actores y
ontología en juego en el problema de la crisis ecológica.
Este artículo sigue la línea teórica de estos trabajos. Interesa mostrar que
las cosas y los diseños no solo participan como mediadores en la cons-
trucción de ciertos usuarios o públicos (Marres, 2011; Lezaun y Marres,
2011), sino que también precipitan el despliegue de competencias críticas
por parte de los públicos en cuestión. Los prototipos de visualización que
se abordan aquí agencian, progresivamente, formas de involucramiento y
crítica, articulando afectividades y disposiciones, controversias y conflictos.
En particular, se mostrará que la intervención en un problema urbano a
través de las herramientas y las materialidades del diseño posibilita y activa
las competencias críticas de las que disponen los actores (Boltanski y
Tévenot, 1991) y los transforma en codiseñadores y visualizadores de sus
propios problemas y esperanzas.
II. El barrio de La Chimba
Luego de un conjunto de sesiones teóricas y prácticas, orientadas a traba-
jar con los estudiantes en la arqueología, la maleabilidad y la inteligencia
de los objetos y los prototipos en el espacio urbano, el taller Urban Hac-
king entra en una fase de definición del proyecto4. Esto es, cada grupo
4 El arquitecto Tomás Vivanco
y el sociólogo Martín Tironi
debía delimitar el ámbito del hackeo en torno al cual se articularían las
dictaron este taller en la Escuela
líneas de trabajo a desarrollar. El taller escogió el barrio de La Chimba
de Diseño de la Universidad
Católica de Chile en el 2015.
como espacio de exploración de los proyectos. Ubicado en el sector norte
de Santiago, entre el río Mapocho y el cerro Blanco, desde sus inicios
este barrio patrimonial ha sido considerado la «trastienda» de la capital,
conformado por las capas «invisibles» de la ciudad fundacional (Márquez
et al., 2013). Por consiguiente, esta zona extramuros se ha identificado
históricamente como esa «parte maldita» que posee toda sociedad (Batai-
lle, 1987), compuesta en este caso por vagabundos, inmigrantes, «chusma»
y «gentes mal entretenidas», «cuya existencia contribuirá a alimentar la
representación de La Chimba como las tierras del desorden y la barba-
rie» (Márquez et al., 2013). Si bien actualmente la representación de La
Chimba ha cambiado y hoy es reconocida por albergar importante hitos
Inmaterial 01. Ecologías urbanas temporales: del diseño inteligente al diseño especulativo
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patrimoniales de la capital (La Vega, Tirso de Molina, el cementerio
general, conventillos, etcétera), el barrio aparece como un microcosmos
de múltiples actores y tensiones urbanos, vinculados a la inmigración y la
gentrificación, el comercio informal y la integración social, entre otros.
Explorar tensiones: el supuesto de continuidad entre
saber experto y práctico
El primer encargo para los estudiantes del taller consistió en un trabajo
de «inmersión etnográfica, con el propósito de reconocer tensiones pre-
sentes en el barrio de La Chimba»5. Si bien muchos de los estudiantes del
5 Encargo del Taller Urban
Hacking, Tironi y Vivanco,
taller venían con un fuerte entrenamiento en la detección de necesidades,
Diseño UC, 2015.
con herramientas propias del need finding aplicadas al diseño6, el desafío
6 Los métodos y las estrategias
consistía en desafiar el modelo del experto que identifica una necesidad
del need finding, actualmen-
y luego propone una solución. Se trata, más bien, de ponerse del lado de
te repartidos en diferentes
dominios, se popularizaron
los sujetos y sus conocimientos prácticos, dejándose afectar por las críticas
principalmente gracias al De-
y las tensiones que movilizan los propios actores (Boltanski y Tévenot,
sign Tinking de la Universidad
de Stanford.
1991). El supuesto pragmatista de estos autores, que el taller pretendía
incorporar mediante este trabajo de observación, es que, en una sociedad
cuya capacidad crítica se ha vuelto una constante en la forma de gestionar
la vida social, el investigador no puede introducir ningún principio de
jerarquía, sino que se encuentra inmerso, simétricamente con los actores
que observa, en un conjunto heterogéneo de saberes, prácticas y objetos. El
foco analítico está puesto, por lo tanto, en las capacidades y los instrumen-
tos que los actores desarrollan para elaborar recursos críticos y que ponen
en acción de forma permanente en el curso de su vida cotidiana (Boltanski
y Tévenot, 1991).
De esta manera y adoptando un fuerte carácter etnográfico, la definición de
la tensión debía realizarse a partir del acompañamiento de las situaciones
y los problemas que manifiestan las personas. En lugar de yuxtaponer varia-
bles externas y conflictos ya estabilizados y etiquetados a los individuos y
las situaciones observadas, el esfuerzo de los equipos de trabajo consistía en
acompasarse y seguir las huellas que dejan los propios sujetos, indagando
en los modos en los cuales los actores involucrados habitan y traducen las
tensiones. Se esperaba que los equipos de trabajo adoptaran una posición
de acompañamiento y continuidad y no de exterioridad o de ruptura epis-
temológica con respecto a la situación o tensión identificada. Este trabajo
de acompañamiento y observación no solo requería humildad, sino también
reconocer las pruebas, las críticas y las evidencias (simbólicas, materiales,
discursivas, urbanas, sociológicas, etcétera) que subyacen a la tensión.
28
Inmaterial 01. Martín Tironi
«Habitaciones afuera» o la visibilización del
urbanismo profano
El proyecto7 de Urban Hacking que analizamos a continuación identifi-
7 Este proyecto fue desarrollado
por los estudiantes Anath
có como problemática la presencia de personas que viven a la intemperie
Hojman, Alejandra García de la
y sin domicilio fijo: «Fijamos nuestra atención en la gran cantidad de
Huerta y Gaspar Guevara. Aquí
se puede encontrar información:
personas en situación de calle que habitan en el barrio» (Hojman, García
de la Huerta y Guevara, 2015)8. Con este marco, el equipo fue reuniendo
index.php/2015/12/15/proyec-
to-habitaciones-afuera/
información sobre sus modos de vida y la mirada que se tiene sobre ellos,
así como sobre las razones que los llevan a tomar esta opción y los diversos
8 Hojman, García de la Huerta
efectos que tiene su presencia en el paisaje urbano.
y Guevara (2015), Material del
trabajo. Taller Urban Hacking
UC
Tres son las constataciones que van a definir, en primera instancia, la natu-
raleza de la intervención. En primer lugar, la fuerte familiaridad que desa-
rrollan estas personas con su entorno social, que se traduce en que —para-
dójicamente, teniendo en cuenta que se las considera personas marginadas
o excluidas del sistema— suelen cumplir roles funcionales en el lugar en
el que se insertan y llegan a formar parte del ecosistema del barrio. Son
personas que participan en las dinámicas cotidianas y que generan lazos de
cercanía con comerciantes, transeúntes, perros vagabundos, inmobiliarios
urbanos y otros actores presentes. La segunda constatación tiene que ver
con la heterogeneidad biográfica de estas personas, que no responden a un
solo patrón ni perfil, sino a una diversidad de historias de vida que impo-
sibilita su encasillamiento en una categoría común («alcohólicos», «locos»,
«anómicos», etcétera). El equipo reconoció una pluralidad de formas de
vivir y de justificar la opción de vivir «sin hogar», diferentes modos de
afrontar una vida sin domicilio permanente, así como pasados biográficos
diversos, que van «desde catedráticos hasta analfabetos» (Hojman, García
de la Huerta y Guevara, 2015).
El tercer hallazgo —y el más importante— que definió la naturaleza de la
intervención del equipo de estudiantes es la capacidad de estas personas
para apropiarse y profanar los que han sido diseñados como espacios pú-
blicos, haciéndolos suyos, de manera temporal y en permanente mutación,
a través de diferentes acciones, trucos de bricolaje y cacharreo urbano.
El grupo describe tal constatación con estas palabras: «Nos pareció muy
interesante el apropiamiento que ellos hacen de los espacios, de las veredas
y los muros y cómo generan habitaciones en el exterior a partir de una
combinación estratégica de los distintos elementos que pueden encontrar
en las calles. Ellos constituyen los verdaderos y más auténticos hackers de la
ciudad» (Hojman, García de la Huerta y Guevara, 2015).
Inmaterial 01. Ecologías urbanas temporales: del diseño inteligente al diseño especulativo
29
Siguiendo esta pista certoniana (1980) en torno a la capacidad creativa
de las prácticas cotidianas, el equipo decide bautizar su proyecto con el
nombre de «Habitaciones afuera». La idea era mostrar cómo generan estos
sujetos actividades consideradas íntimas (dormir, comer, regalonear, beber,
vestirse, etcétera) en el espacio público del barrio de La Chimba, profa-
nando la frontera público/privado y haciendo emerger un espacio interme-
dio o fronterizo que combina cualidades del espacio común con caracterís-
ticas propias de los espacios íntimos. A través de las diferentes acciones y
actividades que realizan —marcan muros y superficies, recuperan objetos,
diseñan mesas y camas, redefinen simbólica y materialmente los lugares—,
estas personas van transformando el espacio, prueban y prototipan nuevas
posibilidades y otorgan significados de «habitabilidad doméstica» a rinco-
nes y lugares proyectados como simples lugares de paso.
Reconociendo el carácter eventual, temporal y fluido de las prácticas y
las materialidades que utilizan estas personas, el grupo de diseñadores se
sintió atraído por la combinación de repertorios sociomateriales utilizados
para componer y delimitar sus espacios de residencia. Asimismo, a ojos
del equipo de trabajo era interesante observar que estas prácticas ponían
en evidencia una inconsistencia entre lo programado y los usos efectivos
de ciertos espacios, entre el lugar proyectado y lo que se hacía en él. En
otras palabras, las personas en situación de calle mostraban una modalidad
profana de hacer diseño urbano9, mucho más abierta y efímera que las
9 La figura de lo profano viene
de la idea de profanar, es decir,
convencionales, lo que constituía un desafío para el equipo de diseñadores
de poner en el plano del uso
a la hora de proyectar estrategias de intervención acordes con esta tipolo-
común cosas consideradas
gía transitoria de hacer y habitar la ciudad.
sagradas o separadas del mundo
ordinario (Agamben, 2005).
Sobre la teoría de la profanación
aplicada a la arquitectura, véase
Boano y Astolfo (2015).
30
Inmaterial 01. Martín Tironi
Una persona en situación de calle
en sus «hábitats interiores».
Primer prototipo
Visualizar las habitaciones de otros
Con estos antecedentes, el equipo decide desplegar su primer prototipo
con el propósito de «desvelar la capa invisible de la ciudad que presenta
sus propios rituales y modos de actuar y de relacionarse» (Hojman, García
de la Huerta y Guevara, 2015). El proyecto quería evidenciar la creatividad
de las prácticas que desarrollan las personas en situación de calle y en par-
ticular amplificar la presencia de estas personas en el espacio urbano por
medio de rediseños y prolongaciones de sus actividades en el territorio. La
hipótesis era la siguiente: la intervención respondería a un «espacio hackea-
do» en la medida en la que contribuía, por lo que sabían los diseñadores, a
revelar la flexibilidad de la ecología urbana y, con ella, las incongruencias
entre lo planificado y los usos efectivos del espacio. Si las personas en
situación de calle son «hackers urbanos» por sobrevivencia y por opción
de vida, redefiniendo las funcionalidades de ciertos espacios públicos del
barrio de La Chimba, los diseñadores buscarían con su intervención ex-
pandir y visibilizar aún más estas operaciones mediante el trazado de esos
espacios interiores.
Con este propósito, los diseñadores identificaron y tipificaron diferentes
lugares habitados por las personas sin hogar. Posteriormente, sobre estos
espacios y con cinta adhesiva de colores, fueron prototipando visualiza-
ciones —sobre muros y suelos— para ayudar a delimitar las actividades
consideradas «interiores». Al igual que en la película Dogville (2003) de
Lars von Trier, en la cual la narración transcurre en una escenografía mar-
cada con tiza blanca, los diseñadores fueron marcando diferentes prácticas
Inmaterial 01. Ecologías urbanas temporales: del diseño inteligente al diseño especulativo
31
(cocinar, dormir..), objetos (muebles, artefactos…) y espacios (cocina,
dormitorio, comedor) y de este modo fueron agudizando la operación
realizada por los propios residentes de descontextualizar y desdibujar las
fronteras entre lo público y lo privado. Como se muestra en la secuencia
de imágenes (imagen número 2), estas proyecciones se realizaron sobre
los espacios habitados por estas personas, en una operación plástica que
buscaba atestiguar la presencia de «habitaciones afuera».
Se marca la presencia de una
habitación, con mesilla, cama
y lámpara, en el barrio de La
Chimba.
El diseño como espacio de controversias
A pocos días de realizada la intervención, esta fue saboteada por los pro-
pios y supuestos destinatarios de la acción de diseño. Toda la escenografía
sigilosamente construida fue retirada, en un acto que podríamos conside-
rar de defensa de la «propiedad privada». «Esto no me presenta.» «¿Qué
están haciendo?» «Salgan de acá.» «Váyanse a hacer sus cosas a otro lado.»
Los habitantes de esos espacios marcados no solo se sintieron violentados
y trasgredidos en su intimidad, sino principalmente vieron en esos estam-
pados en los muros una forma de imposición de saberes y representacio-
nes. Si bien el equipo de diseñadores había logrado cierta cercanía con las
personas que habitaban esos espacios, esta no fue suficiente para evitar que
los residentes vieran en el prototipo una utilización y una manipulación de
su vida. Las visualizaciones en los muros mostraban imaginarios pensados
por otros (los diseñadores), es decir, una forma de representación que no
conseguía salir de la asimetría entre experto y no-experto. Los formatos de
colaboración inscritos en este primer prototipo mantenían una lógica top-
down, que convoca a los usuarios como simples verificadores.
El esfuerzo realizado por los diseñadores para captar las necesidades de
sus «usuarios» por medio de la intervención acabó transformándose en un
espacio controvertido, al poner en evidencia la participación residual de
32
Inmaterial 01. Martín Tironi
las personas involucradas, bajo un régimen de representación que no les
era propio. Un diseño concebido originalmente como herramienta para
empatizar con la vida de otros devino en un diseño agonístico y generador
de conflictos (DiSalvo, 2012), tematizando y problematizando la deriva
asistencialista que había adquirido el proyecto.
Si en algún momento el equipo de diseñadores, por medio de sucesivas
observaciones y conversaciones, había llegado a convencerse de estar
realizando un proyecto centrado en las personas en situación de calle, las
respuestas concretas que sufrió el prototipo —que se sacó por completo
de funcionamiento— mostraron que «hablar en nombre de otros» es un
asunto ético que el proyecto de diseño no lograba asumir cabalmente.
Asimismo, la resistencia que provocaron los primeros prototipos permitió
reconocer que sus «destinatarios» no podían ser tratados como «usuarios
validadores», como meros espectadores de una experimentación realiza-
da en base a ideas, insumos e insights recogidos a partir de su modo de
vida. Esto llevó a que varios de los moradores de esos espacios «hackeados»
fueran elaborando críticas y cuestionamientos a la naturaleza misma de la
intervención, obligando a redefinir su protocolo y su alcance, además del
rol que les correspondería en esta experiencia.
El prototipo adquirió, entonces, una primera y particular tonalidad política.
Materializó una disidencia material y simbólica que deriva de un esfuerzo
por objetivar y representar la vida de otros, pero sin dar cabida a una redis-
tribución real de las inteligencias en juego: por el contrario, reprodujo la
frontera entre el mundo de los diseñadores y el de los no-diseñadores. La
intervención, de esta manera, lograba generar un efecto inesperado y diferen-
te de la empatía del diseño centrado en el usuario, produciendo distancia e
involucramiento crítico con respecto a lo que el prototipo representaba. Con-
tra toda pretensión, el proyecto se volvió una experiencia de diseño agonístico
(DiSalvo, 2012), es decir, permitió la emergencia de las competencias críticas
de ciertos actores y exigió la reexaminación de los modos de participación
y redistribución de los saberes en disputa. Dicho de otra manera, el carác-
ter productivo de la experiencia no obedeció a los acuerdos generados, a las
diferencias gestionadas ni a las clarificaciones introducidas, sino que provino
de la posibilidad de avivar las diferencias y los desacuerdos, de ensanchar las
dimensiones ambiguas y políticas en juego y de proveer los recursos necesa-
rios para cuestionar las formas de representación que se proponían. Como la
figura del idiota presentada por Isabel Stengers en su definición del concepto
de cosmopolítica (2007), el objeto de la intervención fue «exitoso» por su
carácter inapropiado y controvertido, lo que permitió plantear preguntas y
repensar los compromisos, los saberes y los objetivos comprometidos.
Inmaterial 01. Ecologías urbanas temporales: del diseño inteligente al diseño especulativo
33
Este primer prototipo, en suma, introdujo una situación de legítima obje-
ción y dio lugar a formas de exploración y conocimiento, de explicitación
y problematización de las condiciones sobre las cuales se llevaba a cabo el
proyecto. En esta misma línea, Michael (2012) propone una idiotic metho-
dology, basada precisamente en las capacidades especulativas del diseño de
prototipos, en el cual la indagación se produce a partir de la provocación
de situaciones idiotas que permiten ampliar el rango de posibilidades,
significados y prácticas comprometidas en un determinado proceso.
Segundo prototipo
Reescribir y rediseñar su propia historia
Con la idea de desarrollar el segundo prototipo, el grupo de diseñadores
hizo el siguiente análisis: «No tardamos en advertir que la intervención
carecía de sentido, si no incluíamos la visión y la voz de sus protagonistas»
(Hojman, García de la Huerta y Guevara, 2015).
Sin embargo, no se podía incorporar entonces la voz de los participantes
para evaluar la pertinencia de sus proyecciones, sino como un elemento
constitutivo de la propia experiencia. El primer prototipo había dejado
en evidencia un afán asistencialista y alfabetizador (Callon, 1999) de la
intervención, al tomar a los habitantes de estos espacios como agentes que
solo pueden entregar opiniones o complementar las decisiones de los dise-
ñadores. Las críticas, las objeciones y las discrepancias generadas por esta
primera intervención exigían pensar en un método de involucramiento
mediante el cual los habitantes no solo fueran escuchados y representados,
sino también incorporados al proceso de creación.
En el proceso de búsqueda de la forma que debía adoptar el segundo
prototipo, el grupo regresó al terreno, pero, en lugar de marcar los espacios,
decidieron ahondar más en los significados, las vivencias y las historias que
movilizaban a estas personas.
En el transcurso de este proceso surgió la idea para el segundo prototipo:
serían los propios habitantes de los espacios los encargados de diseñar,
plasmar y visualizar sus modos de vida. Tomar en serio el concepto de «ha-
bitaciones afuera» y los actores que lo constituyen implicaba un trabajo de
humildad: situar las competencias de los diseñadores y los narradores del
lado de los afectados y no solamente del lado de los profesionales.
Comenzó así un proceso de rediseño abierto, realizado por los propios
residentes de estos espacios, que fue generando un espacio de discusión y
34
Inmaterial 01. Martín Tironi
Los nuevos diseñadores de la
reflexión entre todos los involucrados en la expe-
experiencia «Habitaciones afuera».
riencia y liberó a la palabra para hablar sobre lo
que implicaba vivir en la calle, sobre sus anhelos
y sus dificultades, sobre sus visiones de la socie-
dad y la libertad y sobre muchos otros temas que
se fueron planteando y proyectando. Guillermo,
por ejemplo, uno de los residentes, señalaba que
«vivir en la calle es tener plena libertad» (Hoj-
man, García de la Huerta y Guevara, 2015). Por
su parte, Alejandro y John aprovecharon la situa-
ción para narrar que van «rotando de lugares y
amigos para tomarse su botella de ron». De este
modo, la intervención se transformó en un dis-
Diseñando sus visiones del mundo.
positivo para interrogar y representar sus vidas,
postergando así toda forma de certidumbre con
respecto a sus modos de ser y estar en la ciudad.
Este segundo prototipo propiciaba una forma de
involucramiento, conocimiento y representación
más corporalizada en las vivencias de las perso-
nas. Como comenta el grupo, «las marcas que se
hicieron en los muros son más que el anuncio de
la presencia de quienes habitan esos lugares, pues
al ir interviniendo en la pared ellos van plas-
mando sus vivencias, sus intereses, sus anhelos y
sus fantasías y se van transformando de a poco
en artistas callejeros portadores de su mensaje»
(Hojman, García de la Huerta y Guevara, 2015).
Políticas de la intimidad
La transferencia de responsabilidad de los
diseñadores a los afectados fue haciendo emer-
ger narrativas mucho más encarnadas que las
programadas originalmente por los diseñadores.
Los diseños fueron activando lo que podríamos
llamar una política de la intimidad, en cuanto a
que fueron los propios afectados los que mos-
traron lo que para ellos significaba disponer de
un «interior», «intimidad» o un «hogar» en un
espacio proyectado para uso público.
Inmaterial 01. Ecologías urbanas temporales: del diseño inteligente al diseño especulativo
35
Este es el caso de Antony, quien, por medio del involucramiento con la
visualización en los muros, fue elaborando un relato sobre su rutina más
íntima y sobre los aspectos que desearía poseer y desarrollar para que la
ejecución de esta intimidad fuera más plena. Luego de componer y diseñar
la figura de una casa, Antony explica, como un arquitecto frente a su obra:
«Acá está la casa; acá hay una mesa y tres sillas; afuera, en el patio, hay un
banco para sentarse: así me imagino las cosas».
Antony sentado debajo de su
visualización.
El diseño de Antony responde a un modelo de casa canónico; sin embargo,
a través de esta composición, radicaliza la operación política que movilizan
estos individuos: revindica el derecho a una ciudad vivida íntimamente
(«siento este espacio como si fuera mi casa»), pero en un territorio planifi-
cado para ser habitado como espacio público. En efecto, Antony cuenta que
en su lugar no solo suele realizar las actividades que se pueden efectuar en
una casa (comer, dormir, vestirse, etcétera), sino también que «las puertas de
su casa están abiertas para recibir a todos los conocidos que estén de paso».
La materialidad y la maleabilidad proyectiva que fue haciendo emerger el
nuevo prototipo permitieron a los habitantes de ese rincón de La Chimba
tematizar y apropiarse de sus propias narrativas e inquietudes y conver-
tir el diseño y sus cualidades políticas en un patrimonio de, por y para
cualquiera (Criado et al., 2015). Por otra parte, este segundo prototipo
puso en crisis la idea del diseño de autoría concebido por los profesionales
del urban hacking, para dejarse interpelar por las competencias críticas y
narrativas formuladas por los propios interesados. La experimentación
fue poniendo en pie de igualdad a los supuestos ignorantes del «diseño
narrativo» y a los universitarios del diseño, quienes no solamente tuvieron
que presenciar cómo hackeaban su primer prototipo, sino que también
pudieron verificar que éticamente es delicado volverse portavoz y traductor
de los modos de vida de otros.
36
Inmaterial 01. Martín Tironi
Conclusión
Prototipos y formas especulativas de indagación
El imaginario del urbanismo Smart ha logrado extender una serie de
discursos, encriptados en apps, plataformas, tecnologías, etcétera, referi-
dos a la importancia de considerar la participación de los usuarios en los
procesos de diseño e innovación. Términos como user initiated innovation,
crowdsourcing, user-centered design o open innovation empiezan a banalizar-
se en el mundo de las empresas y las políticas públicas en general, ya sea
para la exploración de necesidades (need finding) o para la resolución de
problemas (solution-oriented). Sin embargo, a pesar de esta extraordinaria
penetración de la gramática de la innovación abierta, siguen existiendo
importantes dificultades para movilizar los conocimientos de las personas,
lo que impide ir más allá de las soluciones/necesidades predeterminadas.
La mayoría de las veces se «convoca» a los usuarios como participantes-va-
lidadores de proyectos preconfigurados (Gabrys, 2014; Tironi y Criado,
2015) y se restablece la separación entre experto y no-experto.
El evento analizado en este artículo podría conceptualizarse como un
ejemplo de «contraparticipación», ya que el involucramiento de las perso-
nas «sin techo» en el seno del proyecto surgió de controversias, desconfian-
zas y diferencias generadas por el primer prototipo. El deseo de imponer
sus voces, de representar sus mundos íntimos y cotidianos no nació de una
estructura ni de una metodología de participación preestablecida, sino
de la indignación y el conflicto ético que les generó a estas personas ver
representada su vida por las manos de otros.
Sin pretenderlo explícitamente, el proyecto «Habitaciones afuera» generó
lo que DiSalvo (2012) denomina diseño adversario, es decir, un diseño que
genera cosas, situaciones o momentos de confrontación y disenso y otorga
recursos para pluralizar puntos de vista y permitir a los actores explicitar
diferencias y críticas. Este autor hace una importante distinción entre un
diseño para la política (design for politics), que tendría relación con todos
los diseños y los dispositivos para mejorar los mecanismos de gobernanza,
y un diseño político (political design), en el cual se inscribe la idea del dise-
ño agonístico y cuyo objetivo es iniciar el debate, desnaturalizar procesos y
explorar nuevos escenarios posibles (DiSalvo, 2012: 9).
En esta línea, podríamos sostener que el despliegue de los prototipos de
visualización otorgó una oportunidad para poner en práctica un diseño
político que no solo permitió interrogar la política de representación sub-
yacente al proyecto de los diseñadores, sino también desafiar la imposición
Inmaterial 01. Ecologías urbanas temporales: del diseño inteligente al diseño especulativo
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de protocolos y saberes. En este sentido, los diseñadores se trasformaron
en un adversario productivo, puesto que lograron un involucramiento más
intenso por parte de los afectados, quienes se reapropiaron de los espacios
que habitan, desmontando o al menos haciendo porosa la separación entre
diseñador y no-diseñador.
Se podría decir que la situación discordante provocada por el primer
prototipo adquirió un curioso carácter performativo: hizo emerger nuevas
asociaciones y realidades y que la participación de los afectados se viviera
como una cuestión política, de apropiación de sus propios modos de cons-
truir intimidad en el espacio público. Dicho de otro modo, los residentes
dejaron de ser «objeto» de un tratamiento estético-proyectual y pasaron
a ser coproductores, otorgándose a sí mismos el derecho a diseñar sus
formas de representación y apropiación de la ciudad.
Para terminar, quisiéramos insistir en un punto: el involucramiento de las
personas en la experiencia analizada no aconteció de forma independiente
de los objetos y las materialidades de representación movilizados. Dicho
de otra forma, el involucramiento coemergió con los objetos en disputa
que, como agentes dramáticos y escenificadores, hicieron que la trayectoria
de la intervención tomara rumbos inesperados y ambiguos y trastocara la
identidad, el interés, la forma y las propiedades de los actores involucrados.
En esta misma dirección y como prolongación del interés que han mos-
trado estos últimos años los STS por comprender la fuerza política que
portan los objetos y no solo los principios abstractos de esta actividad
(Latour y Weibel, 2005; Lezaun y Marres, 2011; Domínguez Rubio y
Fogué, 2015), este artículo ha mostrado que un prototipo, una interven-
ción urbana temporal, puede terminar convirtiéndose en un mediador para
el involucramiento y el despliegue de competencias críticas de los actores
involucrados. La intervención especulativa en el barrio de La Chimba hizo
posible la actuación del «murmullo del idiota», utilizando la expresión
de Stengers para concebir su programa cosmopolítico (2007), una figura
que exige ralentizar los procesos y las decisiones y reexaminar los proce-
dimientos y los consensos incuestionados. Michael (2012) plantea que la
fuerza de los prototipos especulativos como metodología de producción
de conocimiento no solamente radica en su capacidad para testar y probar
situaciones, sino principalmente en su capacidad para operacionalizar
la conducta del idiota evocada por Stengers para abrirse a las entidades
que habitan la cosmopolítica; esto es, una ética que evita el consenso y la
certidumbre predeterminada para abocarse, afanosa y cuidadosamente, a
frenar los procesos y a plantear nuevas preguntas. En suma, los diseños y
38
Inmaterial 01. Martín Tironi
las intervenciones urbanas no se pueden evaluar únicamente en función de
las soluciones «inteligentes» que brindan, sino también en términos de sus
capacidades para experimentar nuevas formas de colaboración, de conoci-
miento y de compromiso con la ecología de la ciudad.
Agradecimientos:
Se agradece al equipo del proyecto «Habita-
ciones afuera» por toda su disposición y su
contribución a la elaboración de este artículo.
Martín Tironi
Asimismo, a Tomás Vivanco por su permanente
Investigador y profesor de la Escuela de Diseño
inquietud por la interdisciplina. Este artículo
de la Pontificia Universidad Católica de Chi-
cuenta con el apoyo del proyecto Fondecyt N.º
le, participando actualmente de la cátedra de
11140042.
Investigación Etnográfica y Diseño y el taller
Diseño de Interacción. Es sociólogo de la Pon-
tificia Universidad Católica de Chile, Magíster
en Sociología en Université Paris-Sorbonne V y
Ph.D en el Centre de Sociologie de l’Innovation
(CSI), Ecole des Mines de Paris, y Post-Docto-
rado de este mismo centro de investigación. Ac-
tualmente. Actualmente desarrolla un proyecto
de investigación (Fondecyt) sobre circulación del
concepto de Smart Cities, conceptualizándolo
en términos de experimentaciones y prototipos
sociales.
E-mail: martin.tironi@uc.cl
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